Esta ha sido mi comida de hoy, es una receta original y sabrosa que se nos ocurrió a un amigo y mi un día de esos de frío y con ganas de innovar.
Se trata de pechugas de pollo abiertas en libro, rellenas de pesto, cubiertas de tomate frito, unos 30 minutos al horno a 180 grados y acompañadas de pasta.
Para mi he hecho sólo una pechuga aunque tener otra/s de sobra me vendría bien para otro día. Y si, hay dos en la foto y claro que tengo fuentes más grandes pero Milka necesitaba una y no podía dejarla sin.
Es muy fácil abrir las pechugas en libro, yo lo hago con un cuchillo que en teoría es para el pan. Basta con poner la palma de la mano sobre la pechuga y presionándola un poco hacer un corte horizontal pero dejando un lateral sin cortar, como en los perritos calientes.
El relleno de pesto se coloca en el medio con un espesor de medio cm aprox. Yo lo tenía ya hecho y congelado en un taper. Pero se puede hacer en el momento con poco esfuerzo.
El pesto se hace con hojas de albahaca fresca, piñones tostados en una sartén, sal, un diente de ajo grande, pimienta negra y aceite de oliva.
Con una de esas plantitas del supermercado tendríais pesto para cuatro pechugas como máximo.
Yo calculo los ingredientes un poco a ojo, me gusta fuerte y salado porque al cocinarse con la pechuga está absorbe toda la intensidad.
La salsa de tomate frito es de bote, pero es en mi oponión la mejor que venden, Hida.
Es posible que al salir del horno el pesto se haya salido un poco e incluso se vea un poquito como de aceite verde, pero no importa, al sacar la pechuga mezclas la salsa y la sirves sobre la pasta.
Una vez probé con arroz en vez de pasta y fue un desastre (:s) está malísimo.
Con espaguiti, tallarines, macarrones o la pasta que te guste está exquisito. Es un plato completo perfecto para visitas porque en el horno lo mismo se prepara para 1 que para 12.
Sólo en una ocasión lo hice para tanta gente pero fue un éxito total.
¡Qué aproveche!
Marian